martes, 27 de septiembre de 2022

Angurrias no es ningún gallina

 


 

Cuarto y quinto grado participa de un proyecto a nivel provincial incluido en PLEM. "Clases lectoras" propone que estudiantes conformen una comunidad lectora en torno a un mismo título e intercambien producciones escritas luego de la lectura.

El libro propuesto pertenece al autor mendocino Fabián Sevilla.

En clase se trabajan situaciones didácticas que colaboren con el desarrollo lingüístico y cognitivo .

Se creó un Padlet para registrar el trabajo del aula.



Laura sintetizó en primer cuento:

Hace un mes y pico Angurrias robó una canasta que sólo tenía un huevo duro, pero como no tenía sal, decidió guardarlo  para cuando lo necesitara en lugar de comérselo.

De repente vio a su almuerzo caminando: unas deliciosas batarazas se dirigían al gallinero y Angurrias las persiguió mientras se relamía.

Como zorromászorro que era, entró sigilosamente al gallinero dando órdenes como un capitán del ejército:

-          ¡Quietas, gallinas! ¡Fórmense! ¡Tú, al disco!- ordenó a una gallina- ¡Tú, a la olla! – dijo a otra- ¡Tú al horno con papas!

Así siguió organizando su almuerzo.

En eso apareció Anselmo que había visto al zorro en el gallinero. El zorro asustado les pidió un puñado de plumas a las gallinas para disfrazarse y esconderse de Anselmo y Fermín y prometió que no se las comería.

El más desconfiado de los hombres sentía olor a zorro pero no lo veía, entonces propuso que las gallinas realizaran pruebas: cacarear, darle un beso al gallo y poner un huevo. El zorro cumplió las pruebas,  con dificultad, pero las hizo. ¡Hasta un huevo puso! En realidad era el huevo duro que se había robado de la canasta .

Cuando Fermín y Anselmo se dieron cuenta que esa gallina rara era el zorro lo sacaron a escopetazos.

Se crearon nuevas historias a partir de la original. Nara escribió:

Angurrias  conoció al ciempiés  mientras paseaba por  los lados donde el piojo relincha. Lo  vio cargando en su espalda una pera dorada. El zorromászorro quedó impactado  con el color  de la  pera y se  la imaginaba con un poco de dulce de leche y frutilla en un postre. Pero lo que lo sabía Angurrias era que la pera tenía poderes mágicos y concedía los deseos del corazón  a quien la soplara muy suavemente,  y que el ciempiés era su guardián.

Angurrias buscó en su bolsillo las últimas monedas para comprarle la pera al ciempiés, pero el custodio de tan poderosa fruta le explicó que no estaba a la venta, mientras lo miraba con desconfianza.

Todos  conocían las andanzas del maestro del disfraz, por lo que el ciempiés le agradeció el hecho de que no intentara arrebatársela y le ofreció que pidiera un deseo, un deseo de lo más profundo de su corazón.

El zorromászorro cerró los ojos, pensó en lo que más deseaba en el mundo, sopló suavemente la pera dorada  y de repente, por arte de magia, un gran banquete digno de reyes apareció ante Angurrias: gallinas con papas, gallinas al horno, gallinas fritas, gallinas con chimichurri… ¡Cosa de no creer!

El zorro comió  tanto tanto tanto hasta que no le entró ni un gramo más de gallina. ¡Pero se agarró un empacho empacho empacho que lo tuvo en baño durante 7 días! Desde entonces, según el sapo refranero, cuando nuestro amigo vulpino piensa en gallinas le dan arcada de todos los colores.

 Hoy, el zorromászorro es el único zorro vegetariano de los lados donde el piojo relincha.



Si sos docente y querés ver las actividades sugeridas, hacé click aquí.

La Forestal, Rivadavia, Mendoza

 











Este lugar conocido como "La Forestal" se encuentra en el distrito de La Libertad en el departamento de Rivadavia, provincia de Mendoza. Lo conforma un paisaje netamente rural, donde se puede apreciar la maravilla que ofrece la  flora y la fauna característica de la provincia.

La historia de este lugar fue rescatada en el primer historia de la escuela de la zona. 

Según los datos que ofrece esa fuente, el Señor Sanna (uno de los primeros contratistas de una importante finca del lugar), fue quien transmitió a la Señora Directora de la escuela. Este vecino expresó que  el primer nombre que recibe este paraje fue "Villa Tittarelli- Finca Los Olivos", ya que el dueño de este extenso terreno fue el Señor Enrique Tittarelli.

El manuscrito del año 1949 expresa que allá por el 1880 estas tierras pertenecían al Señor Nazario Ferreyra, quien vende estas propiedades al  Señor Galigniana, al General Rufino Ortega y al Señor Fernando Raffo.

Años más tarde, precisamente en 1915, el Sr. Galigniana le vende su parcela a  Enrique Tittarelli, quien  adquiere este importante terreno cubierto de "monte: jarillas, chañares, retamos, etc.", en el que también "habían zanjones en cualquier dirección" e "innumerables ejemplares de animales".

El Señor Sanna refiere  que Don Tittarelli plantó olivos, instaló una moderna fábrica de aceite de oliva y hasta destinó terreno a la vitivinicultura.

Durante el año 1942, el 29 de mayo,  y se inaugura en el lugar la Escuela Auxiliar de la  Nacional Nº 90, hoy es la Escuela Nº 1-402 "Enrique Tittarelli", en honor al hombre "con espíritu emprendedor y progresista" que convirtiera estos campos en un lugar habitable para cientos de personas que vivieron en estos rincones de Rivadavia.

En 1948 se instala, por disposición de Ministerio de Agricultura de la Nación, un área forestal destinada a la recuperación de bosques. 

El área forestal está conformada por ejemplares de eucaliptus, acacias, pinos, etc.

Desde entonces, esta parte de Rivadavia es conocida como "La Forestal".

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